"Ayer hemos tenido ocasión de visitar el semáforo de Anaga, con el solo objeto de satisfacer un deseo que hace tiempo sentíamos, pues suponemos que desde aquella altura se había de disfrutar una hermosa vista. Y efectivamente, no nos equivocamos, pues hay sitios sumamente pintorescos.
En las vistas fotográficas que tomamos se enlaza Santa Cruz con el Teide, lo cual resulta de gran
efecto, pues forma un hermoso panorama.
Nuestro almuerzo lo hicimos en un comedor, desde donde se abarca con la mirada tres cuartas par
tes de un círculo cuyo radio es de 30 millas. Es verdad que horizonte
como este solo se puede disfrutar desde el semáforo de Anaga.
Ahora solo nos resta decir que con el camino nos hemos llevado un gran desencanto, pues nos habían dicho que existía una carretera y un muelle, y ni aquello es carretera ni vimos el muelle, y como los vecinos del valle nos han dicho que existe un expediente, que radica en la oficina de Obras públicas, pendiente de resolución, desde hace largo tiempo, nos parece que ha llegado la hora de que se resuelva conforme a los deseos de aquellos habitantes, y además para que los extranjeros que nos
visitan no presencien este abandono.
Nos han añadido que el Sr. Matos pudiera hacer mucho en este asunto."
El Tiempo, 22 de mayo de 1905.