Foto: Noacopter
La memoria histórica conlleva una cierta responsabilidad en la conservación de edificios como el Semáforo de la Atalaya, el único que existe de este tipo en Canarias. Esto lo convierte en un símbolo del Patrimonio Marítimo español que debe ser rescatado con urgencia del abandono y la decadencia en la que se encuentra, y pasar a ser gestionado de manera que se garantice su perdurabilidad dentro de un desarrollo sostenible del Valle de Igueste.
Santa Cruz de Tenerife ha tenido a lo largo del tiempo una historia marítima extraordinaria y tuvo un importante número de fortalezas, castillos y baluartes. Hoy apenas nos queda nada de aquel rico legado que tanto nos hubiera ayudado a explicar y entender nuestra importancia como puerto principal del atlántico medio durante siglos. El Semáforo es uno de los pocos restos vivos de aquel patrimonio marítimo: ayudarlo es cumplir con una responsabilidad histórica.
El valor del Semáforo trasciende el mero interés arquitectónico y tendría que verse como un extraordinario mirador exento de riesgos para las personas, y se debería apostar por actuaciones que sean fáciles de mantener y de sostener en el tiempo. En un estado óptimo de conservación, el Semáforo sería un atractivo más para el Parque Rural de Anaga, declarado Reserva de la Biosfera, para el pueblo de Igueste y para el municipio de Santa Cruz de Tenerife donde se ubica. De hecho, el sendero que nos lleva al edificio desde el pueblo pertenece actualmente a la Red de Senderos de Tenerife.
El edifico , hoy ruinoso y abandonado en la montaña, era el órgano de comunicación de la cabecera marítima de Canarias y tenía una importancia estratégica capital. Intentar recuperar la vinculación de Igueste con su costa y con el mar a través de la recuperación del Semáforo, la Atalaya y el pequeño embarcadero facilitarían la dinamización y puesta en valor de este enclave capitalino. Todos estos elementos conformarían un espacio de gran relevancia paisajística y cultural que no sólo será un soporte de la memoria colectiva, sino un recurso socio-económico para el desarrollo sostenible del pueblo. El Semáforo puede y debe ser un vehículo de integración social, un legado del pasado en el que Igueste se reconozca y con el que se le identifique, además de un capital histórico y cultural para su promoción y desarrollo dentro de la comarca de Anaga, en diversos ámbitos: como lugar de disfrute, como símbolo identitario y como recurso dinamizador de la vida cultural y social.
En la actualidad es la Dirección General de Patrimonio del Estado, que depende del Ministerio de Hacienda y Función Pública, la que al parecer es titular del edificio y se encarga de su gestión, información que se refleja, entre otros documentos, en el Acta de Entrega del mismo firmada por los representantes de los Ministerios de Marina y de Hacienda de la época.