Pedro Maffiotte La Roche publica este texto sobre el Semáforo el 31 de enero de 1903 en la Revista Artes y Letras:
"[...] Lector, si alguna vez vas al Semáforo, alquila un burro. No sabes lo pendiente, lo largo, lo fatigoso que es para piernas civilizadas emprender aquella subida de más de 40 grados de inclinación y otros tantos de temperatura.
Una sed ardiente, devoradora, me consumía los pocos jugos que en el cuerpo me quedaban, los yerbajos del camino, secos como espárragos, sin un charquito de agua, sin la menor señal de frescura, y encima, de plano sobre las espaldas, cayendo como plomo derretido, el sol radiante y abrasador del mes de Julio. Únicamente cuando en las revueltas del camino, pasaba éste por un sitio en que la misma montaña proyectaba su sombra , era donde se podía respirar.
Al fin divisé el Edificio del Semáforo: ya era tiempo; media hora más y allí quedan mis huesos para pasmo de las generaciones venideras. La vista
del edificio me dio nuevas fuerzas. La perspectiva de un vaso de agua desentumeció una voluntad decaída, y ¡hala, hala, llegué al fin!.
¡Oh tú, telegrafista caritativo y hospitalario, ante quien me presenté rendido y destroncado! Nunca te pagaré tu buena acogida y el jarro de dos cuartillos
de agua que me pusiste delante en la vítrea rotonda del Semáforo." Sin ti, a estas horas quizás estuviera yo en la nebulosa, no quedando de mí ser más que el recuerdo vago y perecedero que dejan algunas sesiones del Ayuntamiento.
Después de haber descansado hora y media y de haberme bebido una pipa de agua y después de haber mirado y admirado la magnífica instalación del Semáforo, con sus cómodas habitaciones, su rotonda de cristales, su soberbio anteojo y su espaciosa terraza, me despedí de mi buen nuevo amigo y... [...]"
Documento compilado durante el inventario de Caminos Tradicionales de Santa Cruz de Tenerife, impulsado por la fundación Santa Cruz Sostenible y realizado con la colaboración de la fundación general Universidad de La Laguna.

