"Más sobre el naufragio.
Ayer tarde avisó telegráficamente el Semáforo de Anaga esta Comandancia de Marina, participando que en el vecino pago de Igueste de San Andrés se encontraban dos náufragos más del vapor francés Flachat, los que habían declarado que otros siete compañeros supervivieron a la horrible catástrofe.
Inmediatamente que el Semáforo dio la noticia, salió de este puerto un bote tripulado por ocho marineros y dirigido por un práctico de la Comandancia de Marina, conduciendo a su bordo una comisión, que llevaba toda clase de auxilios para en caso necesario prestarlos a los náufragos de referencia.
Las embarcaciones menores que fueron ayer al lugar donde naufragó el Flachat, regresaron anoche a este puerto conduciendo varios objetos de los constituían parte del cargamento del citado vapor francés, consistentes en barriles de vino y aceitunas, cajas de jabón, etc., etc..., que se encuentran depositadas en esta Comandancia de Marina.
Esta madrugada volvió á salir para el sitio de la catástrofe el vapor Susu que capitanea el infatigable D. Ezequiel Crespo, con objeto de proceder al salvamento de la carga del Flachat.
El digno Alcalde de esta Capital señor D. Pedro Schwartz y Mattos, que formaba parle de la Comisión que fue anoche |para Igueste, según decimos más arriba, comunicó hoy a primera hora telegráficamente desde el Semáforo de Anaga para que con toda urgencia se le enviasen embarcaciones para transportar a este puerto los náufragos heridos. Inmediatamente y por disposición de la Comandancia de Marina, salieron para aquel sitio dos botes tripulados por gente de la dotación del cañonero Eulalia, al mando del práctico mayor de este puerto."
"Última hora.
En el momento en que empezamos la tirada de nuestro Diario, nos comunican por teléfono una nueva satisfactoria. De los náufragos del «Flachat» se han salvado seis más, que han sido recogidos por un bote de pesca que dirigía el patrón Francisco Reyes. Todos los ha dejado dicha embarcación en Igueste de San Andrés, hallándose dos de ellos heridos."
La Opinión, 18 de febrero de 1898.